sábado, 27 de marzo de 2010

LOS DETRACTORES DEL TANGO II



Por Carlos A. Manus

Algunos escritores argentinos de fuste se dedicaron a desprestigiar el tango, a negar su origen o a renegar del mismo. Dado su prestigio o las posiciones relevantes que ocuparon, sus opiniones fueron acogidas en algunos periódicos nacionales y extranjeros, además de ser manifestadas en conferencias y charlas o vertidas en sus libros.

Leopoldo Lugones

En su ponencia El proyecto nacionalista de los intelectuales del centenario dice María Lourdes Lodi:

“Siguiendo con otra antinomia representativa del enfrentamiento entre Buenos Aires y el interior que también simboliza las querellas entre ‘nacionalismo y cosmopolitismo’, y entre ‘espiritualismo y materialismo’ encontramos lo que se da entre la ‘música autóctona y el tango’. En Lugones hay una reivindicación de la música criolla y un denuesto colmado de ironías hacia el tango.’, “ese reptil del lupanar, tan injustamente llamado argentino en los momentos de su boga desvergonzada…”

El 25 de octubre de 1913, en la sesión pública anual de las cinco Academias (Francesa, de las Inscripciones y Lenguas Antiguas, de Ciencias, de Bellas Artes, y de Ciencias Morales y Políticas) celebrada en el Instituto de Francia, el poeta y dramaturgo Jean Richepin, delegado de la Academia Francesa, pronunció un elogioso discurso titulado A propos du tango.

El café “Los Inmortales”-bautizado así por su gerente, el francés León Desvarnats, debe su nombre al discurso de Richepin: los “inmortales” son los 40 miembros de la Academia Francesa..

Lugones, a la sazón en París, replicó ese discurso en “La Nación” de Buenos Aires del 23 de noviembre afirmando:

“…hay temas imposibles, dada su bajeza, y el tango es uno de ellos…” (…) “… danza prostituta…” (…) “…el talento [del orador], a despecho de su propio dueño y señor, es incompatible con los necios, los degenerados, los advenedizos, que forman la clientela danzante de la macaquería dernier cri…” (…) “… el objeto del tango es describir la obscenidad…” (…) “… [el tango] resume la coreografía del burdel, siendo su objeto fundamental el espectáculo pornográfico…” (…) “…. su éxito proviene de ser exótico conducto de lo indecente…” (…) “… el tango no es un baile nacional, como tampoco la prostitución que lo engendra. No son, en efecto, criollas, sino por excepción, las pensionistas de los burdeles donde ha nacido. Aceptarlo como nuestro, porque así lo rotularon en París, fuera caer en el servilismo más despreciable… “ (… ) “… cuando las [damas] del siglo XX bailan el tango, saben o deben saber que parecen prostitutas, porque esa danza es una danza de rameras…” (….) “… el pesado mamarracho lo exagera [el contacto corporal] cuanto puede, haciendo de la pareja una masa tan innoble que sólo el temperamento de un negro puede aguantar su espectáculo sin repugnancia…” (…) “… y para apreciar cuán inferior, cuán innoble, cuán fea, en una palabra, es nuestra sedicente danza nacional, basta saber que su talento [el de Richepin] no ha logrado justificarla…”.

Disertando sobre “La poesía gaucha”, expresó Lugones:

“Nada más distinto de esos tangos mestizos y lúbricos que el suburbio agringado de nuestras ciudades cosmopolitas engendra y esparce por esas tierras a título de danza nacional, cuando no es sino deshonesta mulata engendrada por las contorsiones del negro y por el acordeón maullante de las ‘tratorías’…”.

El desprecio de Lugones por el negro, el mestizo y el mulato no condice con su aspecto achinado y su tez oscura. La acusación de mulatillo era lanzada en forma reiterada hacia Lugones, en privado y en público, desde Manuel Gálvez en sus memorias hasta Edmundo Guibourg en su correspondencia privada.

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