lunes, 22 de marzo de 2010

LA OPOSICIÓN EN SU LABERINTO.

Por Jorge D. Ferraris


Se está haciendo evidente, al tiempo que se desarrollan los conflictos en el Congreso de la Nación, que el agrupamiento opositor excedió sus expectativas con relación a la envergadura de su poder. Una mayoría vaporosa, particularmente en el Senado, está limitando el contorno de sus posibilidades. Sin tener en consideración este flanco de debilidad, en algunos asuntos (Banco Central, integración de comisiones), la oposición intentó aplicar la misma medicina que soportó durante los años en los que el oficialismo manejó los asuntos legislativos. Pero para imitar esta perfomance, no tienen hoy, la contundencia numérica que tuvo el oficialismo en su momento.


Ello no quiere decir que desestimarán las oportunidades que brinda la nueva estructura del poder legislativo. Pero conocer sus límites, constituye el primer condicionamiento para maximizar las posibilidades de su aplicación. Con esta convicción, todavía pueden, en casos puntuales, limitar los desbordes del gobierno y corregir en otros, los excesos ya cometidos.

Ahora veamos este escenario desde otra perspectiva. Para el arco opositor, concentrar todo el desarrollo del proceso político en el Congreso, tiene sus riesgos. La complejidad de los conflictos legislativos, la mayoría de los cuales se derivan de reglamentos intrincados, son, para la mayoría de los mortales, incomprensibles. A poco que continúe este devenir nebuloso, al que ahora se ha sumado el Poder Judicial, la opinión pública terminará convencida de que el Congreso es una “bolsa de gatos” y poco esperará de su funcionamiento. A todo esto, ya es evidente que la parálisis de esta institución, constituye un objetivo que integra el plan estratégico del Kirchnerismo.

En tanto, Néstor y Cristina Kirchner han mejorado levemente su perfil en las encuestas. Salvo la problemática de la inflación, que les puede arruinar la fiesta, las perspectivas económicas son buenas para el 2010. Todos estos ingredientes están dando paso a reflexiones sobre la necesidad de cambios en la estrategia de la oposición. El núcleo de las especulaciones se basa en la necesidad de ampliar el estrecho campo parlamentario, sumando a estas vicisitudes, la problemática del escenario nacional y plantear en forma directa, un programa de gobierno que explicite cómo piensan desarmar, sin costos sociales, la bomba de tiempo que van a heredar. El atajo para materializar esta estrategia es el de perfilar, a partir del mes de agosto, las candidaturas presidenciales emergentes del conglomerado opositor.

Duhalde fue el primero en largar y sumarse a este derrotero, pero su determinación hasta ahora no había perturbado la atención del cuerpo opositor, concentrado en la riña parlamentaria. Su figura sigue teniendo peso, desde que se lo considera un buen ariete, para debilitar la fuerza del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires. Quienes ahora se han incorporado a este cambio son Francisco de Narváez y Mauricio Macri. El primero de ellos se ha desentendido de la cotidianeidad de la labor del congreso y recorre el país en búsqueda de apoyo a su candidatura a presidente. Tiene en su contra un serio obstáculo, la prohibición constitucional. Pero eventualmente, todo lo que acreciente en su favor, le será útil y enriquecerá sus perspectivas para lograr la gobernación de Buenos Aires. En cuanto a Macri, ya lo dijimos en un post anterior (“2010: Panorama Político”- 12 de febrero 2010) su partido no tiene espacio territorial y ha perdido “la pata peronista” que podría aportarle el colorante “nacional y popular” que le falta.

Cobos y Reutemann encabezaban hasta hace poco, las encuestas en cuanto a sus perspectivas presidenciales. Serían a su vez, los más afectados por la eventualidad de estos cambios estratégicos. Ambos están excedidos en la dosis de silencio y prudencia en el que han envuelto su accionar. Cobos porque está preso de sus limitaciones institucionales y Reutemann porque el “deshoje de la margarita”, está agotando la paciencia de sus congéneres. La dificultad mayor la tiene el vice-presidente, quien para pasar a un ámbito de mayor confrontación, recorrer el país, como lo están exigiendo las circunstancias actuales e intervenir activamente en el armado de su partido, debería pensar ya, en una licencia o en un alejamiento definitivo. Es probable que la pérdida de sustento en las encuestas y la aparición en su partido de otros “presidenciables”, alimente las reflexiones de sus asesores y vuelvan a reexaminar la cuestión. A Reutemann le bastaría una simple declaración que, en este caso, debería ser clara y categórica.

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