jueves, 25 de febrero de 2010

TRAGEDIA GRIEGA

Por Oscar Rodríguez-Rozic


Desde Francia


En febrero de 2010 Grecia aparece en la primera plana de los medios de Europa. La crisis financiera griega, provocada por la revelación de las verdaderas cifras de su déficit fiscal también llegó a la primera plana de los diarios argentinos. Los estadísticos griegos fueron muy ingeniosos, usando derivativos e hipotecando futuros ingresos de aeropuertos, peajes y loterías, hicieron desaparecer de la contabilidad una buena parte de la deuda. Las prácticas contables creativas empleadas por el gobierno griego para ocultar el monto real del déficit fiscal son similares a las manipulaciones del INDEC argentino para disimular la inflación. Parece que en todas partes, además de cocinarse habas, se cocinan libros contables.

De los veintisiete países que forman la Unión Europea, diez y siete adoptaron el Euro como moneda y asumieron la obligación de limitar su déficit fiscal a un máximo del 3 por ciento de su PIB. Se reveló ahora que el déficit griego supera el 12 por ciento. Los bonos de la deuda externa griegos perdieron la calificación AAA. Por lo tanto, para obtener nuevos financiamientos Grecia deberá pagar una sobretasa de interés significativa. Los bonos de deuda externa de Portugal y de España están ahora también bajo la mira de los especuladores internacionales. Es así como luego de esta revelación, una parte de esa Europa del Euro comenzaría a convertirse, por arte de la magia de los operadores financieros y los especuladores internacionales, en un rincón de Latinoamérica, donde sufren siempre sobretasas mayores o menores países de mejor conducta financiera y fiscal como Brasil y Uruguay.

Argentina, sin déficits fiscales abismales no puede sin embargo, por el momento, obtener fondos frescos de los mercados de capital internacionales, aún pagando sobretasas significativas, pues debe primero completar la renegociación de la deuda externa, espantar a los fondos buitres y arreglar con el Club de París. Todo esto lo pensaba lograr el gobierno con reservas del Banco Central y el Fondo del Bicentenario. Este proyecto ha quedado en suspenso y su suerte depende ahora de un Congreso hostil y del poder judicial.

El FMI hace sus propias estadísticas y desconfía bastante de las de sus países miembros. Esta a la espera de que los países con problemas golpeen sus puertas. Grecia, jura que no pedirá su ayuda; no esta dispuesta a tomar las medicinas que prescribirá. Argentina tampoco piensa acercarse al Fondo y aceptar que le vigilen sus cuentas. Grecia, a pesar de pertenecer a la Unión Europea y tener el Euro como moneda no está en mejor condición que Argentina, frente a los mercados de capital internacionales.

La Comunidad Europea luego de expresarle solidaridad pero sin comprometer ayuda alguna, le recomienda a Grecia la misma vieja receta del Fondo Monetario; cortar el gasto público y aumentar los ingresos. Es algo que le resultó tal vez más fácil hacer a Argentina abandonando el uno a uno y devaluando, viviendo, como lo sugirió Aldo Ferrer, con lo propio. Grecia deberá, atada al Euro y sin poder devaluar, ajustar cortando donde duele, reduciendo salarios, empleos y gastos públicos. No tiene escapatorias.

Endeudarse excesivamente en el exterior le resultó fácil a Grecia gracias al Euro y a su creatividad contable y debido a la complicidad de los bancos privados transnacionales. Lo mismo hacían los gobiernos latinoamericanos en los años de la superabundancia de los petrodólares, allá en los ochenta, obteniendo préstamos de la banca norteamericana casi con un simple llamado telefónico. Se burlaban del condicionamiento que para prestarles le imponían organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo, que obligaba a destinar los fondos a proyectos de desarrollo capaces de generar recursos para repagarlos. Argentina sigue hoy pagando esos préstamos, que nunca se convirtieron en proyectos de desarrollo ni generaron ingresos. Argentina tampoco tiene escapatorias. Para ingresar nuevamente a los mercados internacionales de capital deberá hacer buena letra y demostrar buena conducta.

sábado, 20 de febrero de 2010

ALGUNOS PUNTOS SOBRE ALGUNAS ÍES...


Por Jorge C. Elena

Todo este confuso y aún inacabado episodio del Banco Central, del Fondo Bicentenario, etc., que tanto alteró la habitual paz del verano, posee características multifacéticas, por lo que su análisis puede hacerse desde una diversidad de ángulos: el político, el jurídico, el institucional y, también, el de la política económica. Deseo, para comenzar, referirme ahora sólo a un aspecto en materia económica, ya que percibo que se están empezando a cristalizar conceptos que no sólo le pueden dificultar la vida a este gobierno, ya en retirada, sino que también pueden hacerlo para futuras administraciones. Una de las peores consecuencias de todo este episodio podría ser la creación, en la opinión pública, de nuevos ”tabúes” o de cosas que estaría mal hacer cuando, en realidad, no lo están.

El uso de las reservas del Banco Central para pagar deuda externa no es ningún disparate. Es más: es un uso aceptado por el pensamiento ortodoxo en materia económica. Lo que la ortodoxia rechaza es la utilización de reservas para usos desarrollistas (como obras públicas de infraestructura, apoyo al sector productivo, etc.). Como los ejemplos de la vida real a menudo tienen más fuerza que los argumentos, aquí van dos casos del uso de reservas:

(a) Uruguay – En la primera página de la edición del 27 de enero del conocido semanario uruguayo Búsqueda puede leerse: “Deuda – En cuanto a los compromisos de deuda, el gobierno central enfrenta pagos de amortizaciones e intereses por bonos y otras obligaciones por US$ 1.807 millones este año. La programación financiera diseñada por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) contempla el uso de reservas por US$ 723 millones para hacer frente a esos pagos”. Como se desprende del texto citado, en el año 2010, el gobierno a cargo del Presidente Mujica proyecta pagar el 40 por ciento de sus compromisos por concepto de deuda externa con reservas. Y, puedo asegurarles, nadie se ha abierto las venas en Montevideo por este hecho.

(b) Brasil – En el transcurso del año 2008, un número importante de grandes empresas brasileñas iniciaron un proceso de endeudamiento en el exterior, en vista de dos factores: (i) la contínua apreciación del real frente al dólar (lo que motivaba que, al momento de pagar los créditos concedidos, se necesitaban menos reales), y (ii) las bajas tasas de interés disponibles en el exterior. Era un negocio redondo...hasta la crisis financiera internacional, iniciada en septiembre-octubre de ese año. En atención a los problemas de liquidez que afectaban a muchos bancos extranjeros, cuando las empresas brasileñas se presentaron para hacer “rollovers” rutinarios de sus préstamos, los bancos les dijeron nones, paguen de inmediato, ya que precisamos el dinero de vuelta. Y allí comenzó a crujir y rechinar todo el andamiaje, ya que a fines del 2008, la deuda externa privada, contraída por esas grandes empresas brasileñas, ascendía a US$ 85.000 millones. Ante las perspectivas ciertas de “default” en esa deuda externa privada por parte de varias grandes empresas brasileñas, a principios de 2009 el Banco Central do Brasil, a cargo del muy ortodoxo Presidente Meirelles (ex First Boston) autorizó la afectación del 10 por ciento de las reservas del Banco Central (o sea US$ 20.000 millones) para un programa especial de crédito, de forma de financiarle a esas empresas el pago de lo adeudado a la banca extranjera. O sea que, de facto, el Banco Central brasileño comprometió una parte de sus reservas para atender una porción significativa de la deuda externa privada generada por un conjunto de grandes empresas brasileñas.

Así es que otros países han usado y van a usar reservas de sus Bancos Centrales para pagar deuda externa privada (Brasil) y deuda externa pública (Uruguay). No parece que, en estos dos países vecinos, se considere un pecado hacerlo. Porque, la verdad, no lo es.

Donde sí hay una diferencia importante con la Argentina es en que ni Uruguay ni Brasil corren el riesgo de ver embargados pagos al exterior utilizando reservas del Banco Central transferidas al gobierno central, mientras que la Argentina efectivamente corre ese riesgo, lo cual no es un tema menor. Y lo malo es que ha quedado la sensación de que el gobierno no ha estudiado muy seriamente este asunto. El hecho de que una veintena de Gobernadores y/o treinta y tantos Senadores apoyen al Fondo Bicentenario no le va a mover un pelo al Juez Thomas Griesa en Nueva York.

martes, 16 de febrero de 2010

LLORAR O NO POR ARGENTINA


Por Oscar Rodríguez-Rozic


Desde Francia



Hace unos días un amigo argentino que vive en Francia desde hace mas de treinta años me envió fragmentos de una entrevista a Mario Vargas Llosa en Caracas en la que el escritor peruano se pregunta que le pasó a esa Argentina que era un país de vanguardia a principios del siglo XX y que él ve hoy empobrecido, caótico y subdesarrollado. Vargas Llosa concluye la entrevista preguntándose como es posible esa degradación política e intelectual actual que hace que una pareja como los Kirchner esté gobernando el país. Es indudable que para muchos argentinos el estilo y la práctica gubernamental de los Kirchner y del peronismo en general, causan vergüenza. No serán los únicos que se avergüenzan de sus gobiernos. Los acompañan muchos italianos avergonzados de Berlusconi y los muchos norteamericanos que avergonzados de Bush votaron por Obama.

Muchos argentinos de mí generación añoran como Vargas Llosa, las glorias de esa Argentina democrática, pujante y abierta al mundo de principios de siglo, que había abolido el analfabetismo antes que Estados Unidos y Francia. La única respuesta que da Vargas Llosa a la decadencia de esa Argentina es que solo los argentinos tienen la culpa de haberla provocado por elegir siempre mal: al peronismo como gobierno antes y ahora y a aceptar vivir bajo dictaduras y abrazar el mercantilismo mas espantoso.

La inevitabilidad del peronismo ganando cualquier elección presidencial solo tuvo dos excepciones, Alfonsín y De la Rua, pero un gobierno no peronista sucediendo a los Kirchner parecería, por ahora, difícil de concretarse. Si Vargas Llosa tiene razón en su diagnóstico de la principal causa de la decadencia argentina, habrá que seguir llorando por Argentina.

La visión de esa Argentina mítica que se pobló de europeos en un nuevo mundo sin límites, que produjo a Borges, envolvía al mismo tiempo, aunque no lo mencionara Vargas Llosa, el convencimiento de que Argentina no era un país latinoamericano más, que su origen y destino eran distintos del de sus vecinos. La mayoría de los argentinos nacidos como yo antes de la segunda guerra mundial, nunca se consideraron ni sintieron latinoamericanos.

Esta concepción de la insularidad de Argentina respecto del resto del continente, de ser una especie de Australia con más de la mitad de sus habitantes hijos o nietos de inmigrantes europeos y sin muchos aborígenes, es posiblemente también responsable del fracaso del proyecto de país del primer mundo que imaginaron los dirigentes políticos argentinos de los años veinte.

Rosendo Fraga en un artículo en La Nación de estos días analiza la situación de America Latina de hace diez años e invita a reflexionar sobre la situación actual de los países, concluyendo que, pese a populismos varios y vacilaciones de la institucionalidad democrática, los países importantes de la región han hecho grandes progresos. Brasil se ha consolidado como un actor global, compartiendo el espacio de las nuevas potencias mundiales emergentes junto con China, India y Rusia. México logró con éxito la transición hacia un sistema pluripartidista y Colombia ha crecido sostenidamente en lo económico y combate con éxito el narcotráfico y la violencia. Chile y Uruguay van muy bien.

Posiblemente las nuevas generaciones de argentinos estarán en mejores condiciones que mi generación en aceptar que Argentina debe asumir su latinoamericanidad, olvidar el sueño de despegarse de América Latina y ser el primer mundo. A lo mejor ha llegado la hora de que los argentinos piensen que el mejor futuro del país consistiría en integrarse mas, incluso políticamente, a Brasil, el líder indiscutido de la región y a sus vecinos. La Unión Europea no es ciertamente una panacea para todos los problemas de los países que la integran pero ser un país importante aunque no el líder de una futura Unión Sudamericana podría ser un proyecto más propicio que llorar sobre glorias pasadas reales o supuestas, o soñar pertenecer al primer mundo.

viernes, 12 de febrero de 2010

2010: PANORAMA POLÍTICO


Por Jorge D. Ferraris



En una nota anterior (post del 22/12/09), evaluamos las perspectivas económicas del 2010. Nos toca hoy repasar la posible configuración del panorama político que puede desplegarse a lo largo del año. En este ámbito, la dosis de esperanza positiva, a la que estábamos dispuestos, ha quedado cubierta por oscuros celajes. Ni siquiera hubo pausa estival. El “Central-gate”, eclosionó como un adelanto de lo que puede esperarse para el resto del año. Es decir, no habrá descanso ni pausa, en los ámbitos en los que se desarrollan hoy, los desenlaces institucionales (Poder Legislativo y Poder Judicial) ni en las calles de Buenos Aires, centro urbano víctima de todos los desasosiegos sociales de la República.

En cuanto al marco en el que se desarrollarán los futuros eventos, en lo que le cabe al gobierno, el último “gate”, puede haber sido, para muchos peronistas-K, también la última gota de la conducta de la intolerancia no negociadora. Si esta presión “anticrispación”, tímidamente manifestada (diputados de Buenos Aires y algunos gobernadores), tendrá resultados para atemperar la agresividad del Kirchnerismo y hacerlo entrar en un cauce de negociaciones, principalmente en el ámbito del Congreso, está por verse. La fábula del escorpión, que pidió a la rana lo ayude a cruzar el río, viene a cuento.

En lo que hace a la oposición mediática, a medida que parte de ella deba desarmar sus perfiles monopólicos, responderá con la misma consistencia negativa extremando su fundamentalismo crítico. Respecto a la oposición política, con representación legislativa, deberá aprender a convivir en la pluralidad ideológica y extraer los puntos de coincidencia, actuar en concordancia con ellos para darles efectividad y saber diferenciar los acuerdos parlamentarios de los electorales, es decir: lo circunstancial de lo básico. Nada fácil, habida cuenta del “vedettismo” que afecta a una parte importante de sus protagonistas.

En lo que resta del 2010, todos los actores exhibirán sus objetivos “de máxima”, a modo de posicionarse de la mejor manera posible en el campo de las negociaciones. Para ceder y cambiar, todavía, hay tiempo.

En cuanto a Cobos (el candidato opositor con mejor posicionamiento hasta la fecha), hoy se está reponiendo de las magulladuras que le dejó la crisis del Central. La paciencia de Ricardo Alfonsín y Ernestro Sanz hizo que la sangre se detuviera en la orilla. De toda forma, la alta cumbre del radicalismo hoy, se está planteando cómo articular una política interna que coloque a Cobos dentro de los andariveles del partido. Para crear condiciones que permitan materializar esta estrategia, han dejado que circulen ideas proclives a pensar en candidatos sustitutos y al mismo tiempo, insistir en que la fórmula de la coalición, recién se definirá, a principios del 2011.

Sin embargo hay un elemento que debe introducirse en esta exploración, al que los analistas no le han sabido otorgar la valía que tiene para arribar a predicciones más certeras. En la eventualidad de que Cobos sea electo en el 2011, solo tendrá, conforme a una interpretación constitucional, cuatro años de mandato sin posibilidades de postularse a una reelección. Dos conclusiones. Su período, de materializarse –dada la actual situación política-, será una transición y complementariamente, el candidato a vicepresidente, tendrá mas categoría que lo habitual, dada la posibilidad de que un gobierno aceptable, le otorgaría al mismo la eventualidad de constituir la continuación. De ahí que será muy difícil que los radicales tradicionales (particularmente los de la provincia de Buenos Aires), resignen la candidatura a la vice-presidencia. Binner era el único candidato que podía haber quebrado esta contingencia, pero el gobernador de Santa Fé, está contemplando la evolución de la Tercera Vía, un proyecto en ciernes que se va conformado en el ámbito del centro izquierda no-Kirchnerista.

El acontecimiento más destacado dentro del Peronismo Federal o Peronismo disidente, lo ha protagonizado Duhalde, quien atrapado por la impaciencia, lanzó su candidatura, dejando estrecha la apertura de la ventana, que eventualmente le permita recoger el barrilete. Ya sea por la crisis del Central que monopolizó la atención política del país o por ausencia de las repercusiones que se esperaban, Duhalde no ha podido salir de la penumbra, ni superar sus bajos registros en las encuestas. Por su parte, Reutemann, de tanto en tanto, deja indescifrables mensajes utilizando exabruptos programados, con ánimo de mantener vivas las expectativas, postergando su decisión. Reutermann y Duhalde, están unidos por una sospecha pesimista que determina sus estrategias personales. Diseñan su futuro admitiendo como alternativa probable, una derrota del Peronismo. Para ese caso, Duhalde piensa en la jefatura del peronismo, que garantice la gobernabilidad con base en un acuerdo con el gobierno (Plan Terragno). Mientras que a Reutemann, este presagio lo desalienta, en tanto no se imagina a sí mismo, en el futuro, como líder de la oposición. De ahí sus explicables cavilaciones, que desesperan a Solá quien viene corriendo de atrás, presto para reemplazar al santafecino si éste finalmente, abandona la carrera.

El Kirchnerismo, esta fuera del laberinto y sin problemas. No tiene otra alternativa que huir hacia adelante. Por otra parte, a esta altura de los acontecimientos, un cambio en sus planes, debilitaría el gobierno de su esposa. Aunque conforme a sus genes, Kirchner no tiene “objetivos de mínima” ni plan “B”, una derrota lo dejaría al frente de un polo opositor de un gobierno que heredará una complicada situación de coyuntura. Agregamos a esta circunstancia, que, si Cobos es el presidente a partir del 2011, como ya lo adelantáramos, su mandato sería de cuatro años…

Veamos ahora a los candidatos que están inmersos en sus propios laberintos, con grandes dificultades para encontrar la salida.

De Narváez, el triunfador del 28-J ha abierto un abanico de alternativas, desde la misma presidencia, hasta eventuales arreglos con Cobos. Tiene una certeza, deberá convalidar sus pretensiones dentro de la interna peronista y allí nacen las realidades que lo obligarán a pisar tierra firme. No le quedará otra que la candidatura a gobernador de Buenos Aires, y allí, para conversar del tema, lo esperan Duhalde y Solá, con quienes, lo quiera o no, tendrá que negociar. Para evitar esta disyuntiva, poco le ayudará su alianza con Reutermann.

Macri ha confirmado su ánimo presidencialista. No se sabe si es una estrategia para reforzar su imagen alisada por los últimos episodios que deterioraron su perfil o porque tiene en sus manos el mapa (del que nadie tiene copia), para salir del laberinto. Macri no ha constituido un movimiento nacional y, creemos, nunca lo pretendió. Su estrategia se fundó siempre en logar el apoyo de una “pata peronista” o “federal”, que extendiera su área territorial. En su momento, Solá y De Narváez, personificaron esa posibilidad. Pero el trío se ha desacoplado. Cada cual enfila para su lado y Macri, tiene hoy, una mesa con una sola pata…

Elisa Carrió, siempre fue candidata presidencial. No necesita afirmar sus pretensiones, y puede darse el lujo de decir que está concentrada en la labor legislativa. Sabe que está en su laberinto. No lo quiere a Cobos y esperará que en el seno de la Coalición aparezca alguna alternativa más favorable, para materializar su estrategia.

Una grajea adicional. En los restos del viejo peronismo “potrerista” (Alberto Rodríguez Saá, Puertas, etc.), se previene a los disidentes que están dispuestos a disputarle a Kichner la candidatura presidencial en internas abiertas dentro del peronismo, que ello puede constituir una trampa. Si bien conforme a la nueva ley, el gobierno regula y supervisa el proceso electoral, quedan campos importantes de la organización de las internas en manos de las autoridades del partido (Tribunal de disciplina por ejemplo). Con aviesas interpretaciones de la Carta Orgánica del partido, Kirchner podría excluir de la contienda a alguno de los candidatos. De ahí que el “potrerismo” aconseje dejar abierta la posibilidad legal de ir por afuera del peronismo, si esas sospechas se acrecentaran. Conociendo a Kirchner, no dejan de tener una pizca de razón.

lunes, 8 de febrero de 2010

EL GOBIERNO YA TIENE EL BANCO CENTRAL QUE NECESITA


por Jorge D. Ferraris

Hasta fines del 2009, es decir durante seis años, el Kirchnerismo no tuvo problemas con el Banco Central. Nadie se había percatado que su estructura orgánica estaba impregnada por los principios del Consenso de Washington. Cuando Mercedes Marcó del Pont, siendo diputada nacional, presentó un proyecto tímidamente volcado al productivismo desarrollista, sin lesionar la autonomía del BC; el Poder Ejecutivo prefirió ignorarlo, posándolo en la sombra de los cajones. Durante el período que hemos indicado, el Banco Central se comportó como quieren que se comporte hoy, quienes precisamente pretenden la modificación de su carta orgánica. Para no hacer larga la historia, durante 2009, el apoyo del Banco Central a la política económica del gobierno no pudo ser más eficiente. Ya sea por el giro de las utilidades por diferencias cambiarias, o por la liberación de los recursos recibidos por ampliación del capital del FMI o por los adelantos transitorios de casi 10.000 millones de pesos, la contribución del Central fue superior a los recursos que se pretende asignar al Fondo del Bicentenario. La estrategia de aplicar correcciones graduales al tipo de cambio fue una política que contó en todo momento con un amplio apoyo de Néstor Kirchner. No se necesitó para ello ningún consejo coordinador. Podemos adosar a esta contribución material y a modo de ejemplo, el silencio cómplice del Banco con relación a las fabricaciones del INDEC.

Fue suficiente una leve resistencia del presidente del Banco Central a trasladar a la caja del gobierno una parte de las reservas, -que hubiese sido fácilmente superada por una decisión del Directorio-, para que el Poder Ejecutivo lo destituyera por medio de un DNU, obviando un requisito sustancial de la ley, al que se lo denominó “ritual” o “formalismo”, revelando con esto, el verdadero sentido que quienes gobiernan hoy, le dan a los resguardos institucionales. La impaciencia por mantener la “caja”, ha llevado al gobierno a dar de atropellada, estos “manotazos tácticos”, a los que sabe disfrazar como pasos hacia la izquierda.

No podemos dilucidar, hasta que punto, el gobierno impulsará de inmediato, una reforma a la Carta Orgánica del Banco Central. Por ahora no es urgente. Con la aprobación del DNU 2010/09 (por parte del Senado), solventará sus necesidades para el 2010. Con un simple maquillaje (la creación de un Consejo Coordinador), ha instaurado la creencia de que ha hecho modificaciones al sistema. Contará con un directorio al frente del Banco, que estará presto a seguir las instrucciones que vengan desde Olivos. ¿Para qué meterse en el atolladero de una modificación sustancial, si ya tiene lo que necesita?

miércoles, 3 de febrero de 2010

CENTRAL-GATE, FIN DE LA NOVELA.


por Jorge D. Ferraris



El dictamen de la Comisión “Bicameral”, ha dado fin a novela del Central-gate. Los dos actores principales de esta saga, los Kirchner y Cobos, salen con magulladuras. Los primeros por un cúmulo de razones, pero preferimos concentrarnos en dos de ellas, que enumeramos, sin priorizarlas. Los DNU, que emergían como una herramienta del Poder Ejecutivo, para eludir a un Congreso hostil desde el 10 de diciembre/09, han dejado de ser idóneos para ese objetivo. Las últimas interpretaciones de la Justicia, los han colocado desde el punto de vista de su justificación, en su verdadero carácter de excepcionalidad, al establecer con mayor precisión, lo que debe entenderse por “necesidad” y “urgencia” para que estas circunstancias tengan viabilidad jurídica y permitan obviar, por lo menos en lo inmediato, la participación del Congreso. En otro andarivel, diversas declaraciones y medidas adoptadas por altos funcionarios del gobierno, le dieron a la contingencia, ritmo de comedia de enredos. Desde el Ministro que anunció el nombramiento de Blejer como sucesor de Redrado, hasta el otro que luego de enviar a la policía frente al Banco Central para que no permitiera la entrada de su presidente, porque había dejado de serlo, declarara, luego de conocer finalmente la renuncia de Redrado, que la misma sería rechazada por la Presidenta. Dejamos de lado otras pifias oficiales, como la diversidad de objetivos que le atribuyeron al “manotazo”. Desde garantía para el pago de la deuda hasta constituir prácticamente un fondo para el “desarrollo económico” del país, que el presupuesto recientemente aprobado, no contempla.

Cobos no sale ileso de este embrollo. Repasemos los hechos. A partir de la nueva composición del Congreso y en conjunción con la relevancia que Cobos empieza a apalear en las encuestas presidenciales, el Kirchnerismo instruyó a la “elite” de sus Gurkas, que atacara a Cobos frontalmente, presentándolo como un obstáculo a la gobernabilidad. Para demostrar la viabilidad de esta acusación, la Presidente suspendió un viaje a China. Es decir, al servicio de la táctica para el empinamiento personal absoluto en el poder, no importó lesionar la trama de una alianza internacional de alto beneficio para el país. Es, en este contexto de falsa inestabilidad, en el que Cobos debe decidir la cuestión “Redrado”. De seguir el consejo de sus correligionarios, en el sentido de abstenerse de dar su opinión, habida cuenta de la renuncia de Redrado (que convertía en abstracto el asunto), se hubiese generado una situación prácticamente insoluble con un derrape casi seguro en un conflicto de poderes. En este caso, los objetores de Cobos tendrían una prueba irrebatible de la autenticidad de sus acusaciones. Cobos eludió caer en la trampa, pero dejó un “gusto amargo” en el paladar de los Gurkas de la oposición (que también los tiene).