Por Oscar Rodríguez-Rozic
Hace unos días un amigo argentino que vive en Francia desde hace mas de treinta años me envió fragmentos de una entrevista a Mario Vargas Llosa en Caracas en la que el escritor peruano se pregunta que le pasó a esa Argentina que era un país de vanguardia a principios del siglo XX y que él ve hoy empobrecido, caótico y subdesarrollado. Vargas Llosa concluye la entrevista preguntándose como es posible esa degradación política e intelectual actual que hace que una pareja como los Kirchner esté gobernando el país. Es indudable que para muchos argentinos el estilo y la práctica gubernamental de los Kirchner y del peronismo en general, causan vergüenza. No serán los únicos que se avergüenzan de sus gobiernos. Los acompañan muchos italianos avergonzados de Berlusconi y los muchos norteamericanos que avergonzados de Bush votaron por Obama.
Muchos argentinos de mí generación añoran como Vargas Llosa, las glorias de esa Argentina democrática, pujante y abierta al mundo de principios de siglo, que había abolido el analfabetismo antes que Estados Unidos y Francia. La única respuesta que da Vargas Llosa a la decadencia de esa Argentina es que solo los argentinos tienen la culpa de haberla provocado por elegir siempre mal: al peronismo como gobierno antes y ahora y a aceptar vivir bajo dictaduras y abrazar el mercantilismo mas espantoso.
La inevitabilidad del peronismo ganando cualquier elección presidencial solo tuvo dos excepciones, Alfonsín y De
La visión de esa Argentina mítica que se pobló de europeos en un nuevo mundo sin límites, que produjo a Borges, envolvía al mismo tiempo, aunque no lo mencionara Vargas Llosa, el convencimiento de que Argentina no era un país latinoamericano más, que su origen y destino eran distintos del de sus vecinos. La mayoría de los argentinos nacidos como yo antes de la segunda guerra mundial, nunca se consideraron ni sintieron latinoamericanos.
Esta concepción de la insularidad de Argentina respecto del resto del continente, de ser una especie de Australia con más de la mitad de sus habitantes hijos o nietos de inmigrantes europeos y sin muchos aborígenes, es posiblemente también responsable del fracaso del proyecto de país del primer mundo que imaginaron los dirigentes políticos argentinos de los años veinte.
Rosendo Fraga en un artículo en
Posiblemente las nuevas generaciones de argentinos estarán en mejores condiciones que mi generación en aceptar que Argentina debe asumir su latinoamericanidad, olvidar el sueño de despegarse de América Latina y ser el primer mundo. A lo mejor ha llegado la hora de que los argentinos piensen que el mejor futuro del país consistiría en integrarse mas, incluso políticamente, a Brasil, el líder indiscutido de la región y a sus vecinos.
Estamos mal y peor que eso, acostumbrados! Pero aprendimos a tomar las cosas con un poco de humor para no bajonearnos demasiado. Les recomiendo que pasen por aca y se rian un rato www.kontratapa.com
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