lunes, 8 de febrero de 2010

EL GOBIERNO YA TIENE EL BANCO CENTRAL QUE NECESITA


por Jorge D. Ferraris

Hasta fines del 2009, es decir durante seis años, el Kirchnerismo no tuvo problemas con el Banco Central. Nadie se había percatado que su estructura orgánica estaba impregnada por los principios del Consenso de Washington. Cuando Mercedes Marcó del Pont, siendo diputada nacional, presentó un proyecto tímidamente volcado al productivismo desarrollista, sin lesionar la autonomía del BC; el Poder Ejecutivo prefirió ignorarlo, posándolo en la sombra de los cajones. Durante el período que hemos indicado, el Banco Central se comportó como quieren que se comporte hoy, quienes precisamente pretenden la modificación de su carta orgánica. Para no hacer larga la historia, durante 2009, el apoyo del Banco Central a la política económica del gobierno no pudo ser más eficiente. Ya sea por el giro de las utilidades por diferencias cambiarias, o por la liberación de los recursos recibidos por ampliación del capital del FMI o por los adelantos transitorios de casi 10.000 millones de pesos, la contribución del Central fue superior a los recursos que se pretende asignar al Fondo del Bicentenario. La estrategia de aplicar correcciones graduales al tipo de cambio fue una política que contó en todo momento con un amplio apoyo de Néstor Kirchner. No se necesitó para ello ningún consejo coordinador. Podemos adosar a esta contribución material y a modo de ejemplo, el silencio cómplice del Banco con relación a las fabricaciones del INDEC.

Fue suficiente una leve resistencia del presidente del Banco Central a trasladar a la caja del gobierno una parte de las reservas, -que hubiese sido fácilmente superada por una decisión del Directorio-, para que el Poder Ejecutivo lo destituyera por medio de un DNU, obviando un requisito sustancial de la ley, al que se lo denominó “ritual” o “formalismo”, revelando con esto, el verdadero sentido que quienes gobiernan hoy, le dan a los resguardos institucionales. La impaciencia por mantener la “caja”, ha llevado al gobierno a dar de atropellada, estos “manotazos tácticos”, a los que sabe disfrazar como pasos hacia la izquierda.

No podemos dilucidar, hasta que punto, el gobierno impulsará de inmediato, una reforma a la Carta Orgánica del Banco Central. Por ahora no es urgente. Con la aprobación del DNU 2010/09 (por parte del Senado), solventará sus necesidades para el 2010. Con un simple maquillaje (la creación de un Consejo Coordinador), ha instaurado la creencia de que ha hecho modificaciones al sistema. Contará con un directorio al frente del Banco, que estará presto a seguir las instrucciones que vengan desde Olivos. ¿Para qué meterse en el atolladero de una modificación sustancial, si ya tiene lo que necesita?

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