viernes, 15 de enero de 2010

LA POLÍTICA DE LA ECONOMÍA

por Oscar Rodríguez-Rozic

Desde Francia



Los problemas económicos y financieros de los gobiernos, cuando son graves y particularmente si afectan las relaciones internacionales, dejan de ser problemas económicos y pasan a ser problemas políticos con desenlaces imprevisibles.

Dos países casi en las antípodas, Argentina e Islandia comenzaron el año 2010 con ruidosos anuncios de medidas que pocos habían anticipado.

El Presidente de la República de Islandia, cuya función es básicamente ceremonial, se negó a firmar una ley aprobada por el parlamento, que garantiza el reintegro de los fondos depositados por ciudadanos británicos y holandeses en bancos islandeses que quebraron en la explosión de la burbuja financiera especulativa del año pasado. La decisión presidencial provoca la realización de un plebiscito, que tendrá lugar a principios de marzo, en que se anticipa que dicha ley, bastante impopular, será revocada.

La remoción por decreto y reposición judicial de Redrado en la presidencia del BCRA llegó a los diarios y medios en Europa. Los acontecimientos en Islandia no fueron reflejados por los medios periodísticos argentinos. Ambos acontecimientos plantean interesantes cuestiones de derecho constitucional pero además, tienen en común un telón de fondo en materia de relaciones políticas y financieras internacionales que vale la pena analizar.

La cesación de pagos de la deuda externa argentina sigue siendo un problema no totalmente resuelto. El gobierno argentino se las había ingeniado para sobrevivir sin crédito externo fresco y sin necesidad de someterse a la inspección del Fondo Monetario, con un poco de financiamiento del gobierno amigo de Venezuela y usando reservas, gracias a una balaza de pagos bien favorable. Para acceder a nuevos fondos externos puso en marcha un proceso para incitar a los tenedores de bonos rebeldes a aceptar un canje de deuda y un tímido acercamiento al Fondo Monetario, para lo cual es indispensable dar seguridades al mercado de que existen reservas disponibles. Este proceso corre peligro de quedar ahora en suspenso, debido a la crisis provocada en el Banco Central.

Islandia cuya economía fue desvastada por la crisis financiera desencadenada por Wall Street tuvo que pedir salvatajes a los gobiernos de los países escandinavos y debió someterse a la disciplina del Fondo Monetario. Entre las condiciones que le fueron impuestas para salir del pozo estaba la necesidad de garantizar el reintegro de los depósitos de ciudadanos británicos y holandeses en los bancos islandeses que quebraron. El salvataje de Islandia queda ahora en suspenso, dada la decisión del Presidente de la República de no firmar la ley que garantizaba el reintegro. Lo que es aún mas grave, la aspiración de Islandia de ingresar a la Comunidad Europea también queda en duda dado que tanto Holanda como el Reino Unido pueden vetarla.

Todos sabemos que se puede vivir con lo propio, sin crédito, pero así se vive mal. Es mejor vivir con crédito. El tira y afloja de conflictos de poder en ambos países deberá ser resuelto con urgencia. Mientras los constitucionalistas discuten la legalidad o no de las decisiones adoptadas los políticos deberán resolver el intríngulis creado. El Fondo Monetario, imperturbable, observa los acontecimientos.

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