lunes, 25 de enero de 2010

BANCO CENTRAL: REFLEXIONES MIENTRAS LA NOVELA CONTINÚA



por Jorge D. Ferraris

Como no sabemos el final de esta novela por entregas, ni tenemos el atrevimiento de imaginarlo, nos pareció oportuno condimentar la espera con alguna reflexión sobre el fondo de la cuestión, que lamentablemente poco se la ha examinado.

La estructura orgánica-institucional del Banco Central de la Argentina, así como sus funciones, tienen apego a las concepciones liberales de los 90’. Particularmente después de las reformas introducidas por Martínez de Hoz y Adolfo Diz y las que formalizó Cavallo y Pedro Pou, en 1992, en ambos casos, Ministros de Economía y Presidentes del BCRA, respectivamente. Estas modificaciones mantuvieron la relativa autonomía del Banco , en aras de custodiar entre otros deberes, el valor de la moneda, que puede ser vulnerada por los desbordes “populistas” del gobierno central, para decirlo en términos parcos de tecnicismos

En casi seis años de gobierno, el Kirchnerismo, no cuestionó este pensamiento. Fue más allá, nombró como presidente del Banco, a un técnico adherido a esta concepción ideológica. Algunos sectores de la izquierda que acompañaron al gobierno desde su ala transversal, tampoco se acordaron de este tema, así como de otros anexos, tales como la utilización de las reservas, o alentar una investigación sobre la legitimidad de la deuda. Tema este último, que parecía haberse archivado y que ha sido resucitado por la Izquierda con representación en el Congreso, para espanto del gobierno que ha iniciado la carrera de congraciarse con las finanzas internacionales.

Aclaremos primero que la tal autonomía del Banco Central, en la Argentina fue más teórica que real. Cumplir rígidamente las funciones que la ley le ha asignado a esa institución y al mismo tiempo no perturbar los planes económicos que ha trazado el gobierno central, fue siempre, aquí como en otros países, una cuestión problemática que, en casi todos los casos, se resolvió en el ámbito de la política y en el marco de la ley.

Por ello, han sido innumerables los conflictos entre Gobierno Central/Ministerio de Economía y Banco Central. Estos bretes se solucionaron además, como anticipamos, cuidando las pautas legales. El Kirchnerismo, adherido a la creencia que la institucionalidad es un formalismo neo-liberal, despreciando el asesoramiento de los que saben algo del asunto, decretó la cesación de funciones del presidente del Banco Central, aludiendo incumplimiento de sus deberes como funcionario público, al poner obstáculos a una transferencia de una parte de las reservas a la “caja” del Poder Ejecutivo, sin oír previamente al Congreso, como lo marca la ley.

Si volviéramos a la esencia del contenido ideológico que sustenta el funcionamiento del Banco Central, tal como se lo pensó en su momento y manteniéndonos dentro de esta concepción, tardíamente puesta en la picota por el oficialismo, pensamos que el gobierno tendría que haber prescindido de Redrado, porque, manejando los instrumentos monetarios, no hizo (ni aconsejó) todo lo que podía haber hecho para contener un proceso inflacionario que ha estado durante los últimos cuatro años en los dos dígitos y junto con Venezuela, haber constituido en América Latina, el peor comportamiento en esta materia. Es más, dentro de esta “filosofía” neo-liberal que el gobierno no objetó, el Presidente del Banco Central, tendría que haber sido el principal denunciante de las caricaturas que dibujó Moreno en el INDEC. No lo hizo. Su silencio equivale, habida cuenta de los deberes del Presidente del Banco Central, a una complicidad disimulada.

Es cierto que lo que hoy se discute, es el principio de la legalidad en los procedimientos y no la conducta de Redrado, cuyo alejamiento del cargo se da por hecho. Pero es bueno recordar estas circunstancias, por dos razones: primero previniendo que tendremos (a igual que en el caso de Alberto Fernández) un nuevo actor en la política argentina, que tratará de demostrar que solo participó de los bueno y no de lo malo del gobierno de Kirchner; y segundo, puede que este tipo de reflexiones, sean de utilidad para Blejer, ante la posibilidad que lo inviten a sumarse a la cabalgata del gobierno.

3 comentarios:

  1. Los Kirchner jamás repararon si la estructura orgánico-institucional del banco central es del tipo liberal o neoprogresita como ellos se autoproclaman, porque sencillamente péndulan de un extremo al otro del arco según la necesidad argumental que respalde sus pretensiones de meter sus manos en la caja a fin de contar con fondos necesarios para coptar disidentes y continuar engrosando su patrimonio. Así como hoy los santacruceños se asombran de las proclamas de los muchachos de Carta Abierta y Pagina 12, tratando de darles un tinte de vocación revolucionaria, progresismo y derechos humanos, también los porteños nos asombramos cuando los santacruceños tildan su anterior gestión de gobierno en aquella provincia, de conservadores y en buenos tratos con los militares. Los Kirchner solo defienden alineaciones temporales donde ampararse para lograr su cometido acumulando poder económico a la sazón de la pérdida del poder político. El banco central es solo un botín más, -como las retenciones, los fondos de las AFJP, etc, etc- del que intentará apoderarse mientras vemos el “fulbo-grati” o a Pechito Lopez en la Formula Uno. Pan y circo, lamentablemente cada vez menos pan y más circo.

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  2. Toda esta cuestión parece un problema de farándula. Que dijo, que dije, que miente… pasen y vean esto para desdramatizar un poco esta cruda realidad. http://www.kontratapa.com/web/klarin/119-edicion-25-01-2010

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  3. Tiene razón Paula, desdramaticemos!!! Es verano... y está todo bien dice la publicidad ¿costillita de cerdo con poderes afrodisiacos o pechuguita de pollo que nos hace volar? ¿hoy toca hablar de las bondades del pescado y la tararira de Nestor?

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