viernes, 20 de noviembre de 2009

LA VERDAD DE LA MILANESA


por Jorge D. Ferraris

Cuando elaboramos por primera vez un análisis sobre la estrategia del oficialismo con posterioridad al 28-J, dijimos que, sin dejar la estructura del Partido Justicialista, Kirchner trataría ahora de dirigir su vocación “transversalista” hacia la izquierda. Pero también apuntamos las dificultades que podría encontrar al intentar este giro. Son varios los escollos y se explican, tanto por la tradicional heterogeneidad de la izquierda argentina como en la disimulada resistencia que opondrán las bases corporativas del populismo de derecha que predomina en la CGT, al que debemos sumar el armado clientelista que han tejido los barones del conurbano bonaerense.

Estos contrastes, a veces incompatibles, conviven dentro del peronismo K., solapados y hermanados por el temor de alimentar con sus disidencias, a la oposición, que hoy, irascible y en forma inorgánica, trata de contener la agudización del proceso hegemónico protagonizado por el kirchnerismo, haciendo valer la proximidad de su preponderancia legislativa.

Adicionamos, como consecuencia de este giro, a los viejos reclamos actualizados hoy por la CTA, para el logro de su reconocimiento, ejercidos con cautela, con poca esperanza de que sean exitosos, pero ratificados como para poner a prueba la sinceridad de la nueva estrategia kirchnerista.

La razón de esta problemática conflictiva, que sorprendió tanto al gobierno como a la oposición y que ha dado lugar al reimplante de las afirmaciones que califican a estas conductas como “destituyentes”, fueron las medidas concretas que en pos de disminuir la marginalidad, la pobreza y la desocupación (asignación por hijo y financiamiento de cooperativas en el conurbano), ha tomado el gobierno, adelantándose así a los planes que en el mismo sentido, había puesto en marcha la oposición, para concretarlos después del 10 de diciembre.

Lo que está en juego, entonces, no es una generalizada maniobra desestabilizadora como pretenden hacer creer los voceros del oficialismo, ocultando el significado de esta maraña de intereses; sino una lucha por protagonizar y sacar ventajas políticas de un reparto social importante y necesario.

4 comentarios:

  1. Jorge:
    Estos son manotazos de ahogado a los que recurre el gobierno para recuperar los votos que perdió el 28-J. La normativa que estableció el gobierno por decreto s hubiese podido sancionar por medio de una ley consensuada, ya que la oposición se había adelantado a manifestar su acuerdo con la sustancia de esta medida. Este gobierno hace todo mal, hasta lo que es bueno.
    Martín C.

    ResponderEliminar
  2. Martín:
    Entiendo tu posición, pero hay que ver las cosas con calma. Miremos la otra mitad del vaso. Quizás nos haga pensar que, para que el Estado lleve adelante hoy, el peso de las responsabilidades que está adquiriendo, necesitaremos una estructura económica compatible con estas obligaciones, que disminuya la necesidad de conar con esta carga reparadora y que solo se apele a estas medidas en situaciones coyunturales. Esto confirma tu acierto: lo bueno se hace mal. Pero veamos lo positivo: hay consenso político sobre la instalación de esta medida correctora de la inequidad. Como tal quedará instalada institucionalmente en el país. Los que vengan no tendrán otra opción que mejorarla y el episodio "oportunista" protagonizado por el gobierno, quedará en el olvido. Nos hará pensar también que habrá que encarar alguna vez, la reforma de la estructura impositiva que, como está instalada hoy, habida cuenta de las nuevas obligaciones que le estamos dando al Estado, no solo es regresiva sino, insuficiente.

    ResponderEliminar
  3. Jorge:
    Yo creo que hay un "animus" destituyente en los cuadros de la oposición. ¿No estás pecando de ingenuo?
    Mario H.

    ResponderEliminar
  4. Mario:
    Estoy hablando de una actitud "generalizada", es decir que involucre a una parte importante de la oposición. Desde esa condicionalidad es que creo que no hay un espíritu destituyente. Hay individuos, grupoos minoritarios que lo plantean pero sin tener ninguna resonancia en la sociedad. Estos grupos siempre existieron, aquí, ahora, antes y en todas las sociedades. Generalizar lo particular, lo minoritario, es una vieja treta dialéctica. No la usemos.

    ResponderEliminar