lunes, 10 de agosto de 2009

González Bergez: "Todos esperábamos un cambio mejor"

por Carlos A. Manus


En la edición de La Nación del 27 de marzo del 2004, se publicó bajo ese título el reportaje que Hugo Gambini le hizo al dirigente conservador Pablo González Bergez.

Es una lástima que el Partido Conservador haya desaparecido de la escena política, desaparición que, entre otros motivos, fue producto de que sus miembros no supieron cómo ganarse limpiamente el electorado por lo que recurrieron al fraude en sus distitntas formas, o tuvieron que resignarse a intgegrar los ministerios o aceptar las cononjías que, en forma de embajadas, les ofrecieran las dictaduras militares. Esa desaparición fue resultado también de que en ese Partido militaban más caciques que indios.

En nuestro país fracasó todo intento de conformar un "partido conservador de masas"(1). Ni el proyecto corporativo de José Félix Uriburu ni las propuestas políticas y sociales de Manuel Angel Fresco fueron viables en la Argentina de los años 30 (2).

En opinión de Gonzále Bergez "el partido Conservador empieza a diluirse en la provincia de Buenos Aires y quien le hizo el mayor daño fue Manuesl Fresco, pñorque no sólo era muy fraudulento, sino que además se jactaba de ello", y agrega que Fresco "sentía orgullo pñor estimular el fraude y encima se confresaba fascista, admirador de Hitler y Mussolini".

En 1935, el PÑartido Demócrata Nacional de Buenos Aires consideró a Fresco el candidato ideal par las elecciones de gobernador por sus buenas relaciones con la cúpula partidaria y con los grupos nacionalistas. Fresco admiraba abiertamente a Hitler, Franco y a Mussolini, quien lo recibió en audiencia cuando preparaba su candidatura a gobernador (3). El mote de "Mussolini criollo" -en lugar de ofenderlo, como suponían sus opositores- lo debe haber enorgullecido. Cabe recordar que Winston Churchill también era admirador de Mussolini.

Los jóvenes de aquella época abrazaron el corporativismo desilusionados del sistema democrático ante el desgobierno de Yrigoyen. Paradójicamente, Diego Luis Molinari adhirió al corporativismo siendo senador por el Partido Radical, y presentó su proyecto de Código Laboral inspirado en la Carta del Lavoro como informa en los fundamentos al mismo.

Los conservadores sabían que para ganar las elecciones presidenciales necesitaban triunfar en las provincias más populosas como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, y estaban conscientes que, para lograrlo, era necesario recurrir al fraude pero luego, una vez obtenido el triunfo, pretendían apartarse de los dirigentes que, como Fresco, habían incurrido en esa práctica para desvirtuar la voluntad popular.

El desprestigio del Partido Conservador se inicia con la participación de sus dirigentes en la sublevación de Uriburu y por integrar su gabinete. Dijo en su autocrítica José Aguirre Cámara:

"Nosotros sobrellevamos el peso de un error tremendo. Nosotros contribuímos
a reabrir en 1930 en el país la era de los cuaretelazos victoriosos (4). El año
1930, para salvar al país del desorden y del desgobierno, no necesitamos
sacar a las tropas de los cuarteles y enseñar al ejército el peligroso camino de
los golpes de estado. Pudimos, dentro de la ley, resolver la crisis. No lo hicimos
apartándonos de las grandes enseñanzas de los próceres conservadores, por
precipitación, por incontinencia partidaria, por olvido de las lecciones de la
expriencia histórica, por sensualidad de poder. Y ahora está sufriendo el
país las consecuencias de aquel precedentes funesto...(5).

Entre los conservadores que se hicieron peronistas no fue José Emilio Visca "el que más gra
vitó", como afirma González Bergez. Es difícil elegir quién fue el que más gravitó entre los
conservadores que se pasaron al peronismo: Héctor J. Cámpora, Ramón Carrillo, José Arce, Jerónimo Remorino, Uberto Vignart, Edmundo Sustaita Seeber, Oscar Ivanissevich, Ramón J. Càrcano, Manuel Rresco y el mencionaldo Visca (6), correspondiendo agregar a esa lista a Angel J. Miel Asquía, Hipólito J. Paz y a Vicente Solano Lima. Es injusto Gonzále Bergez culpando a la Uniòn Democrática de esa diáspora: El arribismo ha sido común en todos los partidos políticos y en todas loas épocas.

Contrariamente a lo que sostiene González Bergez, el presidente Justo no impuso una economía que reactivara el trabajo: las Juntas Reguladoras fueron creadas para limitar la producción de los cereales, carnes, leche, yerba mate y vinos a fin de defender los precios de la producción agrícola-ganadera (7). El ministro de Hacienda Federico Pinedo careció de iniciativa para buscar mercados extranjeros donde colocar esos productos, prefiriendo que se emborracharan los caballos con el vino que en Mendoza se tiraba a las acequias en lugar de bajar los precios al consumidor o de exportar esos productos. Tampoco se reactivó el trabajo: había una gran desocupación y empezaron a aparacer las villas miserias.

Reconoce González Bergez que fue José Luis Torres el que acuño la expresión "la década infame" para denostar el período que se inicia con la sedición del 6 de septiembre de 1930, pero no es cierto que "hoy nadie se acuerde de Torres". Aunque así fuera, el supuesto olvido del autor de esa frase no hace desaparecer los actos que dieron lugar a ese descalificativo, entre los que se encuentran aquellos ocurridos durante la presidencia de su admirado Agustín P. Justo: Pacto Roca-Runciman, prórroga de las concesiones eléctricas, asesinato del senador Enzo Bordabehere (8), atentado contra la vida de Federico Cantoni, fusilamiento del cabo Paz, intervención federal a la provincia de Santa Fe (9), creación de la Sección Especial de la policía , prisión y exilio de dirigentes radicales, etc.
__________________________

(1) Cornblit, Oscar. La Opción Conservadora en la Argentina. Desarrollo Económico N 56, enero marzo, 1975 (citado por Rafael Bitrán y Alejandro Schneider en El Gobierno Conservador de Manuel A. Fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940). Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1991 (pag.9).

(2) Bitrán, Rafael y Alejandro Schneider. El gobierno Conservador de Manuel A. Fresco en la Provincia de Buenos Aires (1936-1940). Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1991 (pag.9).

(3) Walter, Richard J. La Provincia de Buenos Aires en la Política Argentina. 1912-1943.
Emecé Editores. Buenos Aires, 1987 (pag. 198).

(4) En 1930 se abrió (no se reabrió) en el país la era de los cuartelazos victoriosos.

(5) Declaración efectuada el 31 de julio de 1946 ante el Comité Nacional del Partido Demócrata Nacional (citada por Félix Luna en Yrigoyen . Editorial El Coloquio. Buenos Aires, 1975, (pag.382).

(6) Mencionados por Hugo Ganbini en su nota del 16 de marzo de 2004 a La Nación.

(7) Azaretto, Roberto. Federico Pinedo, Político y Economista. Emecé Editores. Buensos Aires, 1998 (pag. 95), con prólogo de Domingo Cavallo.

(8) Asesinato en pleno recinto del Congreso Nacional por Ramón Valdés Cora, matón al servicio de Antonio Santamarina prestado al ministro de Agricultura Luis Duhau durante la interpelación a éste y a Pinedo por el negociado de las carnes.

(9) Era gobernador Luciano Molinas, del Partido Demócrata Pregresista, y su administración (1932/35) fue la más honrada y dinámica de que hubiera memoria entre los santafesinos, pero era necesario retener el poder de la Concordancia. Como excusa para intervenir, se alegó que en 1932 el gobierno de la provincia había vuelto a poner en vigencia la Constitución de 1921 que, a juicio del Poder Ejecutivo, era nula. Justo y Leopoldo Melo (ministro del Interior) recuperaron la memoria tres años después de la entrada en vigencia de esa Constitución (Félix Luna. Conflictos y Armonías en la Historia Argentina. Editorial Planeta. Buenos Aires, 1993 (pag.145)

2 comentarios:

  1. Carlos:
    Tengo entendido que Fresco apoyó a Perón al principio, pero que, a fines de 1946, se desvinculó, al parecer desilucionado de cómo iban las cosas.

    Alejandro

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  2. Los conservadores aun tienen militancia en algunas provincias como Mendoza y con bastante aapoyo, sin embargo como tu dices se enredaron en acuerdos o cumplieron cargos durante los gobiernos militares, lo que provoco unaa identificacion no deseada por numerosos grupos. Igualmente como fuerza nacional carecieron de lideres competentes y no lograron armar una propuesta politica mas acorde a los cambios del comienzo del siglo XX. Hoy, mas alla del deseaado bipartidismo de algunos, una propuesta conservadora desarrollista no nos vendria nada mal, como contrapartida de tanto "declamado" y no siempre entendido populismo. Saludos Marta

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