martes, 18 de mayo de 2010

BUENOS AIRES, CIUDAD DE TRANVÍAS Y DE TANGO




Por Carlos A. Manus

Los tranvías a caballo comenzaron a circular por Buenos Aires en el año 1863 como complemento del ferrocarril. Cuando pasaron a utilizarse como transporte urbano, las primeras líneas fueron la “Tramway Central”, propiedad de Julio y Federico Lacroze, y la “Tramway 11 de Septiembre” de Agustín, Teófilo y Nicanor Méndez, ambas inauguradas el 27 de febrero de 1870.

En 1880 aparecen las grandes compañías como la “Tramway Anglo Argentino”. Los tranvías a caballo desaparecieron en 1910. El 25 de octubre de 1892 se ensaya el primer tren eléctrico en la ciudad de La Plata y las primeras líneas se instalan cinco años después. El 22 de abril de 1897 se inauguró un servicio de tranvía eléctrico que

recorrió la avenida Las Heras desde Canning (hoy Scalabrini Ortiz) hasta Plaza Italia, en un vehículo que se desplazaba a 30 kilómetros por hora. El 4 de diciembre de 1897 se inauguró una línea que unía la avenida Entre Ríos con el barrio de Flores.

Comenzando a aumentar el tránsito del tranvía que llegó a los barrios a un módico precio de diez centavos el boleto, convirtiéndose en un simpático servicio popular.

Los tranvías eléctricos crecerían hasta que Buenos Aires fuera conocida como “la ciudad de los tranvías”, con la mayor relación mundial entre habitantes y kilómetros de vías. (“Tiempo libre en el Centenario” de Alejandro Poli Gonzalvo. La Nación, 7 de mayo, 2010). Entre las cinco y las siete de la mañana se expendía el “boleto obrero” al precio de cinco centavos. Cuando se compraba el boleto obrero de ida y vuelta al costo de diez centavos el regreso debía efectuarse después de las 4 de la tarde. El 11 de noviembre de 1949 se abolió ese boleto. En la madrugada del 12 de julio de 1930 cayó al Riachuelo un tranvía con un pasaje de 60 obreros que se dirigían a sus trabajos y que - salvo cuatro que sobrevivieron- encontraron una muerte horrible porque, debido a la intensa niebla, el motorman (conductor) no advirtió que el puente había sido

levantado para permitir el paso de una chata petrolera. El 8 de abril de 1943 -¡trece años después!- la justicia ordinaria fallaba el juicio de indemnización promovido por sus deudos reconociéndoles sumas variables entre 1.500 y 2.000 pesos.

En Los perduellis1 se indigna José Luis Torres: “¡Mil quinientos pesos por la vida de un hombre! ¡Y trece años para hacer el bárbaro justiprecio! ¿Y la sangre, y el dolor y las lágrimas? Todo eso nada importa mientras prosperen los negocios de los monopolios y de los millonarios envilecidos y envilecedores.” En la Antigua Roma se llamaba perduellis al enemigo interno de la patria. El crimen de perduellio y el de peculado (apoderamiento ilegítimo de bienes del estado) eran castigados con la pena de muerte. (Derecho Penal Romano, tomo I, pág. 74). (Torres, José Luis. Los perduellis. Editorial Freeland. Buenos Aires, 1973, pág. 116).

Durante la manifestación del 17 de octubre de 1945, desde el balcón de la Casa Rosada el coronel Juan Domingo Perón anunció a los manifestantes que había renunciado a sus puestos en el gobierno y el ejército y que había dejado firmado el decreto estableciendo el aguinaldo. En su oposición cerril a todo lo que proviniera del gobierno, aunque significara un propio beneficio, los tranviarios desfilaron por la ciudad vestidos con sus grises uniformes portando carteles en los que se leía “No queremos el

aguinaldo”.

Durante la gestión del presidente Arturo Frondizi, alegando obsolescencia del material y déficit presupuestario, mediante el Decreto 5565 (30/6/1961) suprimió el servicio de tranvías en la zona céntrica de la ciudad, eliminando así un medio de transporte no sólo tradicional y pintoresco, tal como tienen muchas ciudades en Europa y en Estados Unidos, sino también un sistema de movilidad popular, económico y que no contaminaba el medio ambiente. Aunque la fecha establecida para dar por finalizado el último servicio fue el 26 de diciembre de 1962, las últimas líneas rodaron hasta el 19 de

febrero de 1963, fecha en que se extinguieron definitivamente los tranvías en la ciudad de Buenos Aires. (Zavala, Juan Ovidio. Racionalización para el desarrollo. Editorial Depalma, Buenos Aires, 1991, pág. 215).

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1 comentario:

  1. Cordialmente y un gran saludo
    Jorge de Monte Grande, Pcia.Bs.As.Argentina

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