miércoles, 29 de julio de 2009

SIN EL PAN Y SIN LA TORTA

por Jorge D. Ferraris

Scioli pidió hablar con N. Kirchner para comunicarle su determinación de adoptar una estrategia política personal que hiciera viable sus objetivos: gobernar la provincia hasta el fin de su mandato y quedar "bien colocado" dentro del peronismo, con miras al futuro, que podría implicar, si las circunstancias lo permiten, postularse nuevamente a la gobernación. No fue un acuerdo, fue una comunicación "amistosa". El gobernador argumentó que éste giro ayudaría al gobierno de C.K., asediado hoy (conforme a su parecer) por afanes destituyentes.

Este hecho, compone el "blanqueamiento" de una conducta que más tarde o más temprano irán adoptando los gobernadores "kirchneristas", si es que, como en el caso de Das Neves, no lo han hecho todavía.

En gran medida estos "desenlaces" son el fruto de las vacilaciones del propio Néstor Kirchner. Para saber cómo el ex-presidente llega a esta disyuntiva, hagamos un poco de historia.

La primera estrategia de N.K. a partir del 2003 fue la de elaborar, desde el Peronismo, un puente hacia otros sectores "progresistas". Se trataba del transversalismo, que culminó en el Frente para la Victoria. En determinado momento, cuando esta política culminaba, el núcleo duro del PJ de la CGT, sospechó que estaba frente a una estrategia para la formación de un frente de Centro-Izquierda, que en su oportunidad, los dejaría de lado. Por otra parte, convencidos de la viabilidad de esta estrategia, algunos jueces federales, prestos a congraciarse con el poder de turno, crearon la posibilidad de indagar a Isabel Perón con relación a algunos desmanes contra los derechos humanos, acontecidos durante el gobierno de Juan Perón. Cuando la CGT, respondió a esta pretensión, con carteles que aparecieron en Buenos Aires donde se decía "no jodan con Perón", los jueces no eran los verdaderos destinatarios del mensaje...

Kirchner mantuvo la estrategia del transversalismo hasta las elecciones presidenciales de Octubre del 2007 que consagraron a C.K. como presidenta. De estas elecciones el peronismo emergió con un acopio de poder, pocas veces emulado en el país. 19 de 24 gobernaciones; 47 de 72 senadores nacionales y 161 de 257 diputados. El Kirchnerismo tenía quorum propio en el 80 por ciento de los parlamentos del país. A pesar de esta contundencia, Kirchner leyó en las entre-líneas que proyectaban las cifras electorales, que estaba perdiendo fuerza en los grandes centros urbanos, lo que equivalía a decir el apoyo de la clase media. Por otra parte, el transversalismo no estaba dando los resultados esperados. Las corrientes de izquierda que se les plegaron en el Gran Buenos Aires, eran de baja calidad, estaban dominadas por el "piqueterismo confrontativo" que además, le creaba problemas con los "Barones" del conurbano. Por el lado de los radicales K (la otra pata del transversalismo), podían advertirse signos de independencia y de apoyo condicionado, una actitud "molesta" para el perfil autoritario del ex presidente.

Ante el peligro de perder el sostén del "pejotismo duro" por un lado -recordando aquello de "no jodan con Perón"- y por otro, ganar muy poco en los andurriales del transversalismo, Kirchner decidió tornar al redil...Volvió a cantar la Marcha y restableció los retratos de Perón y Evita en sus apariciones proselitistas. Con la sinergia del triunfo electoral, se instaló como Presidente del Justicialismo, designando a dedo hasta el último suplente del comando peronista. Frente a una posible declinación de los votos en las grandes ciudades, no podía darse el lujo de perder el poder electoral en el conurbano bonaerense, cuya magnitud constituye un contrapeso importante.

Por otra parte, si hubo ingenuos que creyeron que C.K. instauraría un gobierno algo diferente en cuanto a la institucionalidad y que promovería un recambio de algunos personajes devaluados del gobierno anterior, muy pronto se convencieron que Kirchner continuaba al frente del gobierno. Fue un espejismo creado por la publicidad electoral.

El resto de la película es conocida y reciente. La crisis del campo, el manejo de las cifras del INDEC, los discursos pedagógicos de la presidenta frente a los "aplaudidores", la crisis internacional, la sequía, el crecimiento de la pobreza y la marginalidad, el adelanto de las elecciones, las candidaturas testimoniales etc., les hizo perder una elección en la que habían decidido jugarse el "todo o nada". Pocos gobiernos perdieron tantos votos en tan poco tiempo.

Hoy Kirchner tiene un problema. Por un lado debe defender la estabilidad del gobierno de su mujer, para lo cual las circunstancias le aconsejan ceder algunos metros, negociar, encarar algunos cambios etc. diligencias que desconoce, porque nunca fueron parte de su cultura política. Y por el otro, debe decidirse por una estrategia cuyo objetivo sea restablecer su liderazgo, desde que no está en sus planes abandonar la política. Para esto último, ha decidido volver al cauce transversalista, siempre desde el peronismo. Además de los problemas que le presenta hoy una izquierda atomizada, a la que pretende atraer, en la medida que su actividad trate de profundizar esta estrategia, sus resultados pueden ser contraproducentes con el primer objetivo. Corre el riesgo de quedarse "sin el pan y sin la torta."

1 comentario:

  1. Jorge: hasta hoy, el gobierno esta demostrando aque está negociando. No eran fuegos de artificio lo del diálogo. En esto la oposición se equivoca.Además me parecen que exageran (la oposición) con relación a no aflojar un tranco con respecto a las retenciones de la soja. Ojo!!! no soy kirchnerista. Igual que Ud. quiero ser objetivo.
    Andrés

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