jueves, 2 de julio de 2009

¿LA ÚLTIMA ETAPA DEL KIRCHNERISMO?

Este es nuestro primer post. No quisimos aparecer en la “blogosfera” en medio del crudo carnaval mediático de la campaña, donde prevaleció la emoción y se obnubiló la racionalidad. Esperamos. Dejamos pasar a una de las más pobres jornadas electorales que se conoce, en la que los candidatos trataron de imitar a sus imitadores mediáticos, quienes, forjaron un panorama paralelo a la realidad, más creíble para una audiencia que todavía convive con los rastros subconscientes del “que se vayan todos”. También coadyuvó a esta decisión, el vaticinio que, desde el 29 de junio hasta el 2011, viviremos una etapa turbulenta y diferente. Sabíamos que no era válida la ingenua apreciación de que solo estábamos frente a un recambio parcial del Poder Legislativo y que todo debía transcurrir como si se tratara de elecciones realizadas en Suiza. Recordemos que de la Rúa, presidente en octubre del 2001, quiso desentenderse –evidentemente sin éxito- de las elecciones legislativas aduciendo que no estaba en juego un juicio sobre su gobierno. Pero a esta realidad histórica, Kirchner le agregó más condimento. Explícitamente proclamó “el todo o nada” y puso hasta el último trozo de carne en el asador. Nadie puede aducir hoy que ignoraba que se jugaba la continuidad del “kirchnerismo” y que las elecciones esbozarían con mayor claridad, el cuadro de quienes estarán en la línea de largada para las cruciales elecciones del 2011. Los medios ya nos han abrumado diseñando el largo listado de errores del “kircherismo”, dividiendo casi en partes iguales, aquellos que se deben a actuaciones tácticas (el conflicto con el campo, INDEC, adelanto de las elecciones, candidaturas testimoniales y otras de menor envergadura) con los que son inmateriales (el estilo agresivo, la concepción amigo-enemigo, la vocación hegemónica, la arrogancia presidencial etc.). Poco se ha dicho, tanto por parte de los analistas políticos como de la oposición, de la falta de ideas estratégicas del Kirchnerismo con relación al largo plazo. Aclaremos que tener en cuenta el “largo plazo” no es suponer como serán las relaciones económicas estructurales en el futuro, sino evaluar correctamente como las medidas que tomamos hoy pueden afectar la continuidad del crecimiento. Al “Modelo” -que podríamos considerarlo como el planteo estratégico del gobierno- si uno escucha a sus críticos, incluyendo a la oposición, pareciera que hay que hacerle “retoques”, solo sintonía fina. Primero, no estamos de acuerdo de que se trate de un modelo. El manejo de la transferencia de parte de los excedentes de un sector productivo-competitivo a otros destinos, con el objetivo de restablecer equilibrios económicos y sociales, son medios instrumentales y no una finalidad estratégica. Este “tránsito” algún día tiene que lograr sus objetivos, que no son otros que lograr un crecimiento sostenido con base en un equilibrio de todos los sectores productivos para que los aportes al bienestar general sean proporcionales a sus rentas. Por consiguiente, no existen hoy, en nuestro país, proposiciones ideológicas básicas que debieran caracterizar a los partidos políticos. Los argentinos todavía nos debemos ese debate. Y por esa razón, no hay partidos orgánicos que sostengan un sistema ideológico definido, sino un predominio de personalismos a los que la sociedad les adosa (con bastante certeza), por medios intuitivos, desglosados de lo que dicen y hacen estos dirigentes, tendencias ideológicas. De ahí nuestra diversidad política. Por ello este marco complejo, nos acompañará en los análisis que formulemos en futuros posts. Trataremos de darle, a estos aportes, un ordenamiento temático, de lo que intuimos podría caracterizar a los escenarios de la política en nuestro país, aunque adelantamos que se trata de una trama de factores interdependientes. Demos cuenta de ellos:
  • ¨Las relaciones gobierno-oposición en el curso de los dos años y medio que le quedan a C.K, que serán muy dificultosas en la medida que el gobierno no de señales de haber comprendido el mensaje de las urnas.
  • Los dos objetivos de Kirchner: sostener el gobierno hasta el 2011 y restablecer su poder personal dentro del peronismo.
  • Los esfuerzos del núcleo duro del peronismo para lograr su unidad y evitar que por una división en el 2011, resulten ser víctimas del ballotage. Es un objetivo difícil de cumplimentar, pero en lo inmediato, este intento actuará como una moderación de la intensidad con se ha desatado la lucha interna.
  • Los intentos de De Narváez, Macri y Solá para patentar una disidencia peronista con peso para ser alternativa. En caso de que este objetivo fracase, tienen tiempo. Macri puede volver a la Capital y de Narváez (cuyo objetivo inmediato es la gobernación de Buenos Aires) y Solá, asociarse con Reutermann.
  • Los esfuerzos de la oposición para establecer los perfiles de una coherencia viable (que hoy no la tiene), resolver sus disidencias (Cobos-Carrió y Juez con los radicales cordobeses etc.,) y elegir sus candidatos.
  • Los esfuerzos de la Izquierda por acopiar a los huérfanos que dejó el Kichnerismo alrededor de un eje que podría ser Pino Solanas y Sabbatella.

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