jueves, 22 de julio de 2010

MACRI, HUYE HACIA DELANTE.



por Jorge D. Ferraris


El Jefe de gobierno tenía dos alternativas. Enfrentar un largo proceso de desgaste como consecuencia del desarrollo paralelo de dos procesos: el que se tramitaría en el plano político como consecuencia de someterse a las inquisiciones de una Comisión Investigadora conformada en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (solución Carrió); y aguardar el resultado del juicio que se dirime en la Justicia del que se pronostica un largo transcurso que alimentará la voracidad de la carrera electoral que se avecina. Es decir, una lenta trituración de su capital político que sus “aliados” contemplarían desde la platea, haciéndose las gallinas distraídas. La otra alternativa, riesgosa y rodeada de incertidumbres, era la de tirarse a la pileta, sin conocer a ciencia cierta la profundidad de sus aguas. Es decir, pedir su propio juicio político.


Eligió la mencionada en último término. Si bien es cierto que la lentitud del escenario judicial no podrá evitarse, Macri se juega a obtener una “absolución” rápida en el plano político, que le permita taponar las resonancias públicas que pueden provocar el largo entramado al que lo someterá Oyarbide y eventualmente, el juicio oral.


Habrá que esperar a que la opinión pública digiera este nuevo episodio del folletín, para que, encuestas más cuidadosas, con mayor amplitud en las muestras representativas, nos digan hasta que punto, esta estrategia al “estilo K” le permita a Macri arribar al objetivo que hoy se ha propuesto: ser un protagonista destacado del extremo opositor y obligar con ello, a que se lo tenga en cuenta en el contexto del Peronismo Federal. En otras palabras, huir hacia delante.

En cuanto al Kirchnerismo pareciera que concreta un viejo sueño, el de dividir el espectro electoral básicamente en dos fuerzas, una de centro-izquierda (en la que se ubica) y otra de centro-derecha para la que anhela, por mera conveniencia, que sea ocupada por Macri.


Pero el panorama se ha complicado y este “reduccionismo” no se ha cumplido. Kirchner, hasta hoy, no está sacando todas las ventajas electorales que le proporcionan la bonanza económica y la trepada del consumismo social. Mientras tenga un tercio del electorado, cualquier disminución de las alternativas opositoras, juega en su contra, por aquello que venimos repitiendo: aún con el 40 % de los votos válidos emitidos, Kirchner necesitará, para eludir la segunda vuelta, tener más de 10 puntos de ventaja sobre el segundo.

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